Cómo saber si mi mascota tiene dolor: señales a tener en cuenta

Identifica si tu mascota tiene dolor No siempre es sencillo. Los animales, por instinto, enmascaran la incomodidad como mecanismo de supervivencia, por lo que es esencial que los guardianes desarrollen una vigilancia constante.
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Saber si mi mascota tiene dolor requiere una observación cuidadosa del comportamiento, la postura e incluso pequeños cambios en la rutina.
Según la Asociación Médica Veterinaria Americana (AVMA), más del 60% de los perros y gatos mayores de siete años desarrollan enfermedades articulares dolorosas, que a menudo están infradiagnosticadas.
El dolor en las mascotas puede ser agudo (como después de una lesión) o crónico (como en casos de osteoartritis), y cada tipo requiere enfoques diferentes.
Si bien algunas señales son obvias, como cojear o quejarse cuando lo tocan, otras son sutiles, como la renuencia a subir escaleras o la pérdida de interés en el juego.
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Esta guía detallada explora todo, desde los cambios físicos hasta los cambios emocionales, con ejemplos prácticos para ayudar a los propietarios a responder rápidamente.
Señales de comportamiento: cuando tu mascota no actúa con normalidad
Los cambios repentinos de comportamiento son las primeras señales de alerta. Un animal dócil que se vuelve agresivo al ser manipulado o una mascota activa que pasa horas escondida podrían estar sufriendo.
La aversión al tacto en zonas específicas, como las patas o el abdomen, también es un signo claro de malestar localizado.
Los gatos, por ejemplo, tienden a aislarse cuando sienten dolor, buscando lugares altos u oscuros para protegerse.
Los perros también pueden estar inquietos, levantándose y acostándose repetidamente, como si no pudieran encontrar una posición cómoda.
Lamerse excesivamente una zona específica (como una articulación) es otro comportamiento común, ya que la salivación libera endorfinas que alivian temporalmente el dolor.
Además, las mascotas con dolor crónico pueden desarrollar ansiedad o incluso depresión.
Un perro que antes amaba los paseos y ahora se niega a salir de casa, o un gato que deja de interactuar con la familia, merece una investigación veterinaria inmediata.
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Cambios físicos: El cuerpo dice lo que la mascota no dice
La postura corporal nunca miente. Una mascota con dolor puede arquear la espalda (común en gatos con cistitis u obstrucción urinaria) o cojear (indicativo de lesiones articulares o fracturas).
Otros signos físicos incluyen:
- dilatación de la pupila (asociado con dolor agudo, como calambres o traumatismos)
- Respiración rápida sin razón aparente (especialmente en reposo)
- Temblores o rigidez muscular (común en enfermedades degenerativas como la mielopatía)
La siguiente tabla detalla los síntomas y sus posibles causas:
Signo clínico | Posible causa | Ejemplo práctico |
---|---|---|
Cojeando o cojeando | Osteoartritis, fractura o esguince | El perro evita poner peso en la pata trasera al caminar |
Pérdida de apetito | Dolor dental o gastrointestinal | El gato mastica solo un lado de la boca. |
Dificultad para saltar | Displasia o lesión de cadera | El gato deja de subirse al sofá. |
Además, los cambios en la expresión facial: ojos medio cerrados, orejas bajas o un hocico tenso pueden indicar angustia.
Las razas braquicéfalas (como los bulldogs y los pugs) merecen una atención especial, ya que tienen dificultad para respirar por naturaleza.
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Cambios en los hábitos diarios: Rutinas rotas
Las mascotas son animales de hábitos, y cualquier cambio en la rutina puede ser una señal de alerta. Si tu mascota deja de subirse al sofá, evita las escaleras o tarda mucho en levantarse después de dormir, investiga.
También merece atención una reducción en el consumo de agua o de alimentos, ya que puede indicar dolor de muelas, náuseas o incluso problemas renales.
Los gatos que sufren dolor, por ejemplo, pueden descuidar su aseo, lo que da como resultado que su pelaje se enrede o ensucie.
Los perros pueden orinar más o menos de lo habitual debido a molestias abdominales o infecciones. Otros signos incluyen:
- Sueño excesivo o insomnio (el dolor crónico altera el descanso)
- Dificultad para posicionarse para hacer sus necesidades (común en mascotas con artritis)
- Pérdida de interés en juguetes o actividades favoritas
Un ejemplo práctico: un perro que siempre corría hacia la puerta cuando oía el sonido de su collar, pero ahora sólo observa desde lejos, puede tener dolor en las articulaciones.
Señales emocionales: el dolor afecta el estado de ánimo
La apatía, la irritabilidad o incluso la depresión pueden estar relacionadas con el dolor crónico.
Un estudio de Universidad de Lincoln (2024) Demostraron que el 40% de los gatos mayores tiene cambios de humor debido a enfermedades no tratadas como la osteoartritis o el hipertiroidismo.
Si su mascota ha dejado de jugar, no responde a los estímulos o parece desconectada, consulte a un veterinario. Los animales no lloran como los humanos, pero su sufrimiento es real. Las señales emocionales incluyen:
- Agresión repentina (un gato que nunca ha mordido comienza a atacar cuando lo tocan)
- comportamiento destructivo (Los perros ansiosos pueden morder los muebles debido al estrés del dolor)
- Vocalización excesiva (maullidos o ladridos en momentos inusuales)
Las mascotas mayores son las más afectadas, pero las mascotas más jóvenes también pueden desarrollar dolor debido a traumatismos o enfermedades congénitas.
Cuándo buscar un Veterinario?
No espere a que su mascota grite de dolor para actuar. Si nota alguna de estas señales, programe una cita:
- Vocalización excesiva (lloriqueos anormales, maullidos, especialmente por la noche)
- Dificultad para moverse (renuencia a saltar, subir escaleras o correr)
- Agresión repentina (gruñendo o mordiendo cuando lo manipulan)
Pruebas como radiografías, ecografías y análisis de sangre ayudan a identificar el origen del problema. En casos de dolor crónico, la fisioterapia y la acupuntura veterinaria pueden mejorar la calidad de vida.
¿Cómo ayudar a una mascota con dolor?
Además del tratamiento veterinario, los tutores pueden adoptar medidas paliativas:
- camas ortopédicas (reducir la presión sobre las articulaciones)
- Rampas de acceso (evitar que las mascotas salten al sofá)
- Alimentación equilibrada (previene la obesidad, que empeora el dolor articular)
Suplementos como la condroitina y el omega-3 también ayudan a la salud de las articulaciones, pero siempre bajo orientación profesional.
Conclusión
Saber si mi mascota tiene dolor Es una responsabilidad que requiere atención continua.
Las señales conductuales, físicas y emocionales, cuando se interpretan correctamente, pueden prevenir sufrimiento prolongado y complicaciones graves.
Nunca subestimes los cambios sutiles: tu ojo vigilante es la mejor defensa de tu animal.
Consulte a un veterinario periódicamente, especialmente si se trata de mascotas mayores o con antecedentes de enfermedades crónicas.
Después de todo, aliviar el dolor no es sólo un acto de cuidado, sino de amor y respeto por la vida que compartimos con ellos.
Preguntas frecuentes
1. Mi mascota cojea, pero no parece sentir dolor. ¿Debería preocuparme?
Sí. Algunos animales enmascaran el dolor instintivamente. Una cojera puede indicar cualquier cosa, desde una simple lesión hasta una fractura u osteoartritis.
2. ¿Los gatos ocultan el dolor mejor que los perros?
Sí. Los gatos son más discretos y tienden a aislarse cuando no se sienten bien. Los perros, en cambio, pueden vocalizar o volverse más dependientes.
3. ¿Cuál es el mejor analgésico para mascotas?
Nunca automedique a su mascota. Los antiinflamatorios de uso humano, como la dipirona, pueden ser tóxicos. Consulte con un veterinario.
4. ¿Cómo diferenciar el dolor crónico del dolor agudo?
El dolor agudo aparece repentinamente (por ejemplo, tras una caída), mientras que el dolor crónico persiste durante semanas (por ejemplo, en casos de artritis). Ambos requieren seguimiento veterinario.
5. ¿Las mascotas mayores sienten más dolor?
Sí. Las enfermedades degenerativas, como la osteoartritis y los problemas dentales, son comunes en animales mayores. Las revisiones anuales son esenciales.