Enfermedad hepática en perros: síntomas y tratamientos

Cuando un perro comienza a actuar de manera diferente, es común pensar en problemas digestivos o algún dolor temporal.
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Pero cambios sutiles en el apetito, el humor o la disposición pueden estar relacionados con el hígado, un órgano esencial para el equilibrio del cuerpo.
Hacia enfermedades del hígado en perros Generalmente aparecen de forma silenciosa y, cuando aparecen los síntomas, la enfermedad puede estar ya avanzada.
Por lo tanto, reconocer las primeras señales y saber cómo responder puede marcar la diferencia. Conozca los síntomas más comunes, las posibles causas y los tratamientos recomendados para proteger la salud de su perro.
Síntomas que merecen atención
Los síntomas de la enfermedad hepática canina varían considerablemente. Depende de la causa, el tiempo de evolución y la edad del animal.
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Pero hay algunos signos que aparecen con frecuencia. La ictericia, por ejemplo, es uno de ellos.
Deja la piel, los ojos y las encías con un tono amarillento. Esto se debe a que el hígado no puede procesar adecuadamente la bilirrubina, una sustancia que, en exceso, se acumula en el organismo.
Otro síntoma común es la distensión abdominal. Cuando el hígado se agranda o se acumula líquido en el abdomen, el dueño nota que el vientre del perro se ve más hinchado.
En algunos casos, el animal puede presentar debilidad, pérdida de peso, heces pálidas u orina oscura. Las mucosas pueden palidecer y el perro puede presentar dolor al palpar el abdomen.
El comportamiento también cambia. Los perros con enfermedad hepática pueden volverse más apáticos, perder interés en jugar e incluso presentar cambios neurológicos. En etapas más avanzadas, pueden aparecer signos como desorientación, marcha tambaleante o convulsiones.
Estos síntomas indican que las toxinas, que normalmente serían filtradas por el hígado, se están acumulando y afectando el sistema nervioso.
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Causas más comunes de enfermedad hepática
Existen varias causas posibles de enfermedad hepática en perros. Una de las más comunes es la hepatitis, que puede ser vírica, bacteriana o causada por envenenamiento.
Algunos medicamentos, alimentos inadecuados o productos químicos también afectan directamente al hígado.
Las plantas tóxicas, los productos de limpieza e incluso el consumo accidental de alimentos como el chocolate o la cebolla pueden desencadenar un proceso inflamatorio.
Otros casos están relacionados con enfermedades autoinmunes, en las que el propio sistema inmunológico del perro ataca al hígado.
También existen enfermedades genéticas, como la enfermedad por almacenamiento de cobre, que afecta a ciertas razas de forma más específica. El envejecimiento natural también contribuye.
Los perros mayores pueden desarrollar cambios en el hígado debido a la degeneración celular, especialmente cuando no hay un seguimiento veterinario regular.
La obesidad es otro factor contribuyente. La acumulación de grasa en el hígado compromete su función y puede provocar inflamación crónica.
Por lo tanto, mantener un peso saludable y una dieta equilibrada es fundamental para la prevención.
Diagnóstico y exámenes importantes
Detectar la enfermedad hepática en una etapa temprana marca la diferencia. Cuanto antes se identifique el problema, mayores serán las posibilidades de controlar su progresión.
El diagnóstico generalmente comienza con un examen clínico detallado, donde el veterinario evalúa los signos físicos, los hábitos del animal y los posibles factores de riesgo.
Los análisis de sangre son esenciales. Indican cambios en las enzimas hepáticas, la producción de proteínas y los niveles de bilirrubina.
También ayudan a evaluar la coagulación, ya que el hígado participa en la producción de factores que controlan este proceso.
Las pruebas de imagen, como la ecografía o la radiografía, nos permiten observar el tamaño y la estructura del hígado, así como comprobar la presencia de nódulos, inflamación o acumulación de líquido.
En casos más complejos puede ser necesaria una biopsia de hígado.
Este procedimiento permite el análisis directo del tejido hepático y una comprensión precisa de la causa subyacente. Aunque es invasivo, proporciona información valiosa para un tratamiento más eficaz.
Opciones de tratamiento y manejo de la enfermedad
El tratamiento depende directamente de la causa identificada. Si el problema es una infección, podrían indicarse antibióticos o antivirales.
En casos de intoxicación, el objetivo es eliminar la sustancia tóxica y proteger el hígado con medicamentos específicos.
Cuando la enfermedad es crónica o degenerativa, el objetivo es controlar los síntomas y preservar la función hepática durante el mayor tiempo posible.
La nutrición es fundamental en el tratamiento. Las dietas específicas para perros con enfermedad hepática ayudan a reducir la carga de trabajo del hígado.
Suelen contener proteínas de alta calidad, un bajo contenido de cobre y un buen equilibrio de vitaminas y minerales. Su veterinario puede recomendarle alimentos terapéuticos o prepararle un plan de alimentación personalizado.
Algunos medicamentos actúan directamente sobre la regeneración celular hepática. Otros controlan los síntomas asociados, como náuseas, retención de líquidos o alteraciones neurológicas.
En los casos más avanzados, el seguimiento debe ser más frecuente, con ajustes constantes en el tratamiento y estilo de vida del animal.
Cuidar tu hígado es cuidar tu vida
La enfermedad hepática en los perros requiere atención constante, pero con el cuidado adecuado, un diagnóstico no tiene por qué ser una sentencia de muerte.
El hígado es un órgano con una gran capacidad de regeneración y muchas afecciones pueden estabilizarse con un tratamiento adecuado, una dieta equilibrada y seguimiento veterinario.
Más que identificar los síntomas, lo importante es actuar con rapidez y responsabilidad.
Pequeños cambios en el comportamiento de un perro son motivo suficiente para buscar orientación. Y cuando el cuidado va acompañado de afecto, el animal lo percibe. Responde. Mejora.
Cuidar el hígado también es una forma de garantizar una mejor calidad de vida, más tiempo juntos y más momentos compartidos.
Porque cuando la salud de tu perro está equilibrada, todo el entorno se transforma. Y nada es más valioso que eso.
Preguntas sobre la enfermedad hepática en perros
¿Son curables las enfermedades del hígado?
Algunas sí lo hacen, especialmente con un tratamiento temprano. Otras pueden controlarse durante muchos años con un seguimiento adecuado.
¿Los perros con enfermedad hepática sienten dolor?
Experimentan molestias, especialmente cuando hay inflamación o acumulación de líquido en el abdomen. En casos avanzados, el dolor puede ser más intenso.
¿Es posible prevenir la enfermedad del hígado?
Sí. Con una dieta equilibrada, chequeos regulares y evitando el contacto con sustancias tóxicas, las probabilidades de desarrollar problemas hepáticos disminuyen.
¿Qué razas están más predispuestas?
Algunas razas, como los labradores, los dóberman pinschers y los bedlington terriers, pueden tener predisposición genética a la enfermedad hepática. Sin embargo, cualquier perro puede verse afectado.
¿La dieta influye en la salud del hígado?
Por supuesto. Las dietas ricas en grasas o con ingredientes tóxicos sobrecargan el hígado. Elegir los alimentos y las golosinas adecuados es esencial para prevenir enfermedades.